Biografía de Alexandra Kollontai
Durante la Revolución Comunista en Rusia el cambio radical en las estructuras sociales y el surgimiento de un nuevo modelo socioeconómico trajeron muchos cambios y nuevas oportunidades. Estos nuevos cambios hicieron que las mujeres jugaran un papel cada vez mayor en las funciones políticas de la sociedad. La plataforma de igualdad del Partido Comunista se convirtió en caldo de cultivo de muchas influencias políticas, incluidas entre ellas el feminismo con muchas mujeres destacadas. Una de ellas era Alexandra Kollontai. Kollontai fue una persona importante en el Partido Comunista y ocupo varios puestos destacados en sus actividades. Llevó a cabo nuevas políticas de apoyo a la liberación de las mujeres, la familia y las trabajadoras. Sus ideales de igualdad plena, que incluían los derechos de la mujer de cuidar de sí misma y de su familia como le pareciera, se convirtieron en los primeros movimientos asociados con el feminismo. Durante su carrera política, Alexandra Kollontai figuraba entre las revolucionarias sociales más conocidas e influyentes.
Infancia de Alexandra Kollontai
Alexandra Mickailovna Domontovich nació en 1872 en la capital rusa de San Petersburgo en una familia de la nobleza rusa. Su padre, Michael Domontovich, era General y miembro de la nobleza ucraniana. Su madre, llamada también Alexandra, provenía de una familia de campesinos. Su madre había tenido hijos de una relación anterior, siendo Kollontai la más pequeña de la familia. Debido a esto, fue fuertemente protegida. Fue arropada en amor y afecto incondicional por parte de su familia. En su autobiografía, Kollontai afirma que ella “era la más joven, la más consentida y la más mimada de la familia”. Durante su infancia a Alexandra nunca se le negó nada. A pesar del gran afecto y amor que recibió y que se le concedieran todos sus deseos, Alexandra parecía haber sido siempre una rebelde de corazón.
Según cuentan sus memorias, su hermana mayor con 19 años contrajo matrimonio con un caballero de alta posición que tenía cerca de 70 años. Ella se reveló contra ese matrimonio de conveniencia, ese matrimonio por dinero. Ella quería casarse solo por amor producto de una gran pasión. Fruto de esta gran pasión ella eligió a uno de sus primos pobre e hijo de un revolucionario polaco exiliado. Una elección perfectamente natural para ella ya que era joven y decía que bailaba muy bien, que era muy romántico, muy guapo y que era perseguido. Es decir, una víctima al igual que se consideraba ella de la sociedad.
Juventud de Alexandra Kollontai
Vladimir y Alexander Kollontai se establecieron entre la sociedad burguesa de San Petersburgo y a los 23 años Alexandra ya tenía reputación como una talentosa escritora de cuentos cortos. Su esposo era un inspector fabril de orientación liberal cuando Alexandra la acompañaba en sus visitas a la fábrica quedaba impactada por la explotación y degradación que presencia habla solo un poco mejor que la esclavitud. Se unió al movimiento socialista clandestino trabajando en bibliotecas alfabetizadoras que en realidad eran centro de reclutamiento de jóvenes revolucionarios.
Describió su ingreso en el movimiento revolucionario como algo similar a estar enamorada. Era un sentimiento exaltado que se adueñó de ella convirtiéndose en un ser atrapado por un sentimiento trascendental. Según dijo:
“La vida feliz de un ama de casa se convirtió para mí en una jaula, esa fue la época de florecimiento del marxismo en Rusia. El amor, el matrimonio, la familia… eran secundarios asuntos triviales. Entonces me dediqué por completo al movimiento revolucionario ruso”
Cuando tenía 26 años su matrimonio terminó. Dejó a u esposo y a su único hijo y se fue a estudiar marxismo por toda Europa. A su regreso a San Petersburgo en 1905 fue testigo presencial de la brutalidad del régimen zarista: Todo se inició con una pacífica marcha de campesinos al Palacio de Invierno. Los historiadores lo llamarían el Domingo Sangriento.

Exilio y agitación feminista desde el extranjero
En los siguientes 3 años Alexandra se convirtió en la agitadora más buscada de Rusia. Evito su inminente arresto escapando de Europa Occidental. Su carisma, belleza e ideales vanguardistas sobre el amor el sexo y las mujeres la convirtieron en una sensación en Europa. Por todas partes miles de personas incluso periódicos religiosos decían que había llegado la hora de expulsarla del país, incluso se hablaba de que tratarían de restarla y por supuesto esos son lo enfocaba más la atención sobre Alexandra.
Kollontai había sido aceptada como una economista marxista seria y la publicidad que ella recibía hacía que toda acción socialista europea estuviera desesperada por reclutarla. Alexandra tenía muchos contactos, había estado en Europa desde 1908 y conocía a personas en todos los movimientos socialistas de Europa Central y Occidental. Era políglota, buena oradora… Era una mujer referente en la época.
Alexandra Kollontai con Lenin y su reacción a la Primera Guerra Mundial
Durante algún tiempo compartido una casa en París con Lenin y su familia. La Primera Guerra Mundial se había desencadenado. Alexandra y Lenin tenían una convicción en común: los socialistas jamás pelearían en una guerra imperialista.
Igual que Lenin, Alexandra estaba mentalmente hecha pedazos en 1914. No podía psicológicamente y mucho menos políticamente aceptar lo que veía como una gran traición al socialismo por los partidos socialistas de la mayor parte de Europa.
“Para mí la guerra era una abominación, una locura, un crimen…Mi rechazo era puramente instintivo, no intelectual. La intoxicación por sentimientos patrióticos siempre ha sido algo extraño para mí por el contrario a sentir aversión a cualquier cosa que sonara súper patriotismo”
Lo que atrajo específicamente a Alexandra hacia Lenin fue que éste siempre dijo inequívocamente que la guerra era imperialista y que traería miseria sin fin a la masa de trabajadores de Europa. Alexandra Kollontai se unió a Lenin y a los bolcheviques y en pocos meses circulaba entre las tropas del frente un panfleto en contra de la guerra escrito en 5 idiomas
“Camarada y trabajador de un ejército extranjero: Yo sé que tú no eres mi enemigo, así que dame tu mano camarada. Tú y yo somos víctimas de mentiras y violencias. Nuestro enemigo está en la retaguardia así que volvamos nuestras armas sobre él, nuestro enemigo común. Guerra a la guerra, en otras palabras, guerra contra los que dirigen la guerra”
Alexandra Kollontai en Estados Unidos
Todo esto para Rusia era traición, para Alemania era su versión. Así pues huye a los Estados Unidos por donde viajó por todo el país pidiendo los norteamericanos que no entraran a la guerra. En 1917 Lenin la llama Europa. Ahora ella era el eslabón entre Lenin en el exilio y los bolcheviques en San Petersburgo.
Sus panfletos se colaban de contrabando en Rusia. Estos panfletos animaban a las mujeres a una manifestación en contra del zar el día internacional el 23 de febrero de 1917. (En el calendario gregoriano sería el día 8 de Marzo). Finalmente, Las mujeres de la clase trabajadora abandonaron las fábricas del distrito de San Petersburgo dirigiéndose al centro de la ciudad, dónde harían una manifestación en la que exigirían pan y el fin de la guerra. Las pancartas también condenaban la esclavitud de la mujer demandando su emancipación y consignas tomadas directamente de los escritos de Alexandra. La Revolución Rusa había empezado iniciada por las mujeres. Kollontai estaba fascinada y de inmediato parte a Rusia.
Ideas feministas en la Revolución Rusa
En agosto de 1917 sale electa en el sexto congreso del Partido al Comité Central. En octubre de 1917 Lenin y Kollontai prevalecieron. Los bolcheviques dirigieron la insurrección con las armas que Alexandra había conseguido. El gobierno provisional de Rusia cayó. Con los bolcheviques ahora en el poder Alexandra Kollontai fue nombrada ministro de Bienestar Social en una Rusia aún en guerra con Alemania era una tarea gigantesca.
Ella creía que las mujeres deberían tener poder real en el nuevo gobierno de la Unión Soviética. Redacto nuevas leyes para el matrimonio y el divorcio, estableció centros de cuidado infantil y guarderías y estableció el principio de igualdad de derechos para la mujer. Kollontai trataba de reconstruir la nueva sociedad rusa.
“Mis camaradas de partido nos acusaron a mí y a otras camaradas mujeres que compartían mis ideas, de ser feministas. Y dar demasiado énfasis asuntos importantes solo para las mujeres. Pero era maravilloso ver a la joven trabajadora políticamente cándida ahora la vanguardia, luchando por los derechos de la clase trabajadora y de la emancipación de la mujer”

Desencuentro con los Bolcheviques
Lenin y Alexandra empezaron un desencuentro político que se basaba en cómo se debería terminar la guerra con Alemania. Lenin estaba dispuesto a firmar la paz con Alemania y aceptar los tratados alemanes por malos que sean ya que veía que sino la revolución correría peligro. Sin embargo, Kollontai prefería sacrificar a la revolución y llevar una trayectoria socialista sin manchas ya que sentía que estaba traicionando a la corriente socialista de toda Europa. Entre las peticiones de los alemanes estaba el quedarse con ucrania. Kollontai que en ese momento estaba con un hombre ucraniano, se mostró completamente en contra. En este punto Alexandra por las evidentes diferencias con sus compañeros de Partido, renuncia como comisario del Estado para el Bienestar Social.
El marido de Kollontai se fue a Ucrania y se involucra en actividades que en ese momento fueron descritas como subversión y motín. Trató de sabotear el tratado que entregaba Ucrania a los alemanes y levantar un ejército al local que luchará en contra de la ocupación alemana en Ucrania. Fue capturado y los bolcheviques lo sentenciaron a muerte. Alexandra ahora sin poder político se vio obligada a suplicar por la vida de su esposo.
Finalmente tuvo éxito en salvarle la vida y ambos se retiraron a un auto exilio político. En julio de 1918 fue Lenin quien suplicaba a Alexandra que regresara a la Unión Soviética. Por entonces estaba Rusia en una cruenta guerra civil.

Regreso a Moscú y organización de las mujeres feministas
El Ejército Blanco lo había invadido apoyado por la fuerza bruta de 13 naciones occidentales. En vista de tal amenaza a los bolcheviques y sin importar los errores que Lenin pudiera tener, no había duda sobre donde estaba su lealtad. Así que regresó de su autoimpuesto exilio y se puso a los servicios de Lenin. La respuesta fue que se involucrara en actividades de propaganda, actividad en la que Kollontai era muy hábil. Durante meses estuvo en el frente arengando los campesinos a luchar contra el Ejército Blanco. Su oratoria fue una parte muy importante para animar a las tropas. A finales del verano de 1918 convoca un congreso femenino en Moscú. Cientos de mujeres llegaron al Congreso. Todas parecían llegar al mismo tiempo y los organizadores ni siquiera tenía un lugar donde alojar las a todas. Llegaron muchas más de las que se esperaban y ni siquiera pudo encontrar alimentos para ellas la primera noche. Una experiencia muy emotiva tanto para las mujeres que presiden el Congreso como a las jóvenes que prácticamente no habían salido de su casa. Hay que tener en cuenta que las mujeres pudieron llegar a recorrer cientos de kilómetros en una Rusia en guerra simplemente para reunirse y discutir las formas en que la vida de las mujeres podría cambiar para mejorar.
Alexandra habló de la emancipación de las mujeres y de lugar en la sociedad soviética mientras que las viejas costumbres familiares, la vida en el hogar, el cuidado de los niños no sea abolidas, será imposible construir el socialismo. Sin la emancipación de la mujer es impensable sin el socialismo, entonces el socialismo es impensable sin la total emancipación de la mujer.
En 1920 los blancos habían sido derrotados. Trabajo de Alexandra en el frente había conseguido nuevos seguidores, pero su descontento con Lenin y el liderazgo del partido se haría mayor.
En marzo de 1921 Kollontai dirigiría el movimiento de oposición durante el décimo congreso del partido. Su agenda era muy clara el partido debería abandonar las políticas actuales y regresar a los verdaderos principios de la Revolución. Ella iba a dar un paso sin precedentes retaría públicamente a Lenin.
La oposición de trabajadores y Kollontai habían sido derrotados por Lenin. Después durante el onceavo Congreso del partido, Alexandra Kollontai fue sometida a juicio por crear una facción. Lenin quería su expulsión del Partido, pero el Partido lo rechazó.
Últimos años y muerte de Alexandra Kollontai
Lenin murió en 1924 y Iósif Stalin quedó en control de la Unión Soviética. Alexandra es nombrada por entonces embajadora de la Unión Soviética en Noruega, siendo la primera mujer embajadora en la historia.

“La prensa conservadora estaba furiosa y decidió hacer de mí un monstruo inmoral y sanguinario. Se escribieron docenas de artículos sobre mis horribles ideas, sobre las relaciones sexuales, el matrimonio y el amor”
Kollontai murió por causas naturales el 9 de marzo de 1952 en Moscú. Cada año en el aniversario de su muerte se reúne un grupo de admiradores alrededor de su sepultura.
Mejores frases de Alexandra Kollontai
“La prostitución es espantosa porque es un acto de violencia de la mujer sobre sí misma en el nombre del beneficio material”
“Para la mujer, la solución del problema familiar no es menos importante que la conquista de la igualdad política y el establecimiento de su plena independencia económica”
“La mujer casada, la madre que es obrera, suda sangre para cumplir con tres tareas que pesan al mismo tiempo sobre ella: disponer de las horas necesarias para el trabajo, lo mismo que hace su marido, en alguna industria o establecimiento comercial; consagrarse después, lo mejor posible, a los quehaceres domésticos, y, por último, cuidar de sus hijos”
“El capitalismo ha cargado sobre los hombros de la mujer trabajadora un peso que la aplasta; la ha convertido en obrera, sin aliviarla de sus cuidados de ama de casa y madre”
“Una vez este matrimonio sea sustituido por la unión libre y honesta de hombres y mujeres que se aman y son camaradas, habrá comenzado a desaparecer otro vergonzoso azote, otra calamidad horrorosa que mancilla a la humanidad y cuyo peso recae por entero sobre el hambre de la mujer trabajadora: la prostitución”
“Los tres factores fundamentales que distorsionan nuestra mente, y que deben afrontarse si se pretende resolver el problema sexual, son: el egoísmo extremo, la idea del derecho de propiedad de los esposos entre sí y el concepto de desigualdad entre los sexos en el ámbito de sus experiencias físicas y emocionales”
“Entre las múltiples consignas fundamentales que la clase obrera debe tener en cuenta en su lucha para la conquista de la sociedad futura, tiene que incluirse necesariamente la de establecer relaciones sexuales más sanas y que, por tanto, hagan más feliz a la humanidad”
“Únicamente una serie de reformas radicales en el ámbito de las relaciones sociales, reformas mediante las cuales las obligaciones de la familia recaerían sobre la sociedad y el Estado, crearía la situación favorable para que el principio del “amor libre” pudiera en cierta medida realizarse”
“Es inexplicable e injustificable que el vital problema sexual se relegue hipócritamente al casillero de las cuestiones “puramente privadas”
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